sábado, 24 de julio de 2010

Y nació Sabine.

Así como estaba, tumbado cuan largo era en aquel sofá, pensó en él. Recorrió con dedos largos y finos las ideas que ametrallaban su mente.

Acarició, por ejemplo, su inconfesable gusto por las metáforas marinas, la facilidad con la que estas salían como espuma, escabulléndose entre sus labios. Cómo le gustaba entrelazar disimuladamente las olas del mar con las conchas semi escondidas bajo la arena.

Y pronto, como siempre, olvidó las gaviotas, los dulces atardeceres y la Luna rihelando en el mar. Recordó el día en el que se confesó amante de la belleza. Enamoradizo de todo lo hermoso. Esa latente pasión por suspirar ante amaneceres en pieles ajenas, envueltos por sábanas blancas y conservados por la frescura de la noche.

Amor por todo lo que aceleraba y desaceleraba el ritmo del órgano de la vida.

Miles de cielos, miles de cabellos alborotados por el viento. Cientos de sonrisas no conocidas. Olor a café. Ganas de vida. Sombra con formas de ángel.
Belleza. En estado puro, incorruptible. De la que se puede tocar, oler.

Y no hablemos de sentir. Porque Sabine siente mucho.

Corriendo por cada huella de la perfeccta y desconocida mente humana, Sabine se pierde. A veces cree que no lo hace, pero cuando lo admite, que son contadas las veces, Sabine siente y es feliz. Y Sabine se encuentra. Y le gusta lo que ve.

Porque lo que ve es belleza. Porque las metáforas con olor a sal se presentan y pasean delante de él, desnudas. Le duele el cuello de tanto mirar hacia arriba.

Y si encuentra un abismo, se tira. No frena, ni para en seco: se deja caer. A Sabine le gusta experimentar. Pero solo con él. Sabine no se ha movido, continúa estirado en el sofá, continúa con Sus ojos abiertos. Ya son las 6:14, y Sabine ha acariciado más memorias de las que hubiera deseado. Sabine ha hecho exactamente las cosas que le gustan.
Porque para Sabine, así son las cosas. Siempre bellas.

Llora. Porque considera hermoso el hecho de llorar, más con esos ojos. Ríe, por el mismo motivo, y porque él siempre ríe.

Y nació Sabine,
de mirada penetrante, desafiante, odiosa y comletamente diferente.

Nació Sabine, y el mundo vio sus ojos,
dorados a veces, a veces azules,
mientras él se esforzaba por no ver el mundo.


Sabine, contraportada, habitante del mundo, vividor, pensador, y músico callejero.
Sabine, amante de los misterios y adorador de lo simple. Verso en sangre viva que se desangra por los rincones.

Y Sabine es dolorosamente feliz. Habitando en las páginas de una libreta, en los millones de pixeles de una pantalla, y en una de las mitades de la mente de una chiquilla.

Sabine vuelve. Se ha vuelto a perder. Es la sexta vez en lo que va de página. Como siempre, le ha gustado saltar entre palabra y palabra. Quiere seguir acunando ideas.

Sabine es caprichoso y le gustan los cascabeles, las máscaras de Venecia y las sorpresas. Pero existe algo que Sabine no ama. Su tarea pendiente, su condena perpétua, su callejón sin salida y su sardina que se muerde la cola. (Sabine adora salvar sardinas).

Sabine Teme al tiempo.
Le es inconcedible la idea de perderlo, de malgastarlo, y por eso Sabine no cesa de pensar. Es tan complejo el cúmulo de sentimientos que dominan a Sabine cada vez que mira este pensamiento detenidamente, que ha terminado por huír de él.

Sabine no enevejece, pero entiende el concepto. No tiene edad, pero le gusta soñar con el número 26.

Sabine responde, contesta, reflexiona y existe. Está aquí. Ha nacido para quedarse junto a Sus ojos, a veces dorados, a veces azules. Sabine es un amor platónico enamorado de la belleza y romántico de los atardeceres.

Sabine no tiene voz, pero va a hablar más que nadie.

7 preciosos comentarios:

Lúcida dijo...

¿Os suena? ;)

Guadix dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ¡Eres la mejor!
AL principio no me he dado cuenta de quien hablabas, creí que era otra de tus invenciones...pero poco a poco no sé, he pensado ¿estará hablando sobre ella?. Esa duda ha permanecido en mi cabeza hasta que has dicho que "le" gustan las máscaras de Venecia, los cascabeles..y claro, no he podido evitar una carcajada. Me ha encantado, en serio, eres DIOS. :D

Lúcida dijo...

(caradeLúcidafelizcaradeLúcidafelizcaradeLúcidafelizcaradeLúcidafeliz...) e.e

Anónimo dijo...

Estaba casi segura, pero dudaba. Las dudas son horribles. Me abrió los ojos: tu mirada penetrante, ojos dorados a veces azules, los cascabeles, teme al miedo, romántico de los atardeceres... Me gustan los rompecabezas. Sigue así :)

Alex dijo...

*sin palabras* no se ni por que lo leo xDDD me aburro!! Ò.ó

Alex dijo...

TRUS Me aburro T^T no le he dado de comer a mi bola de chocolate y mi conejito de nube de algodón huele a PIPÍ me quiero moriiiiiiiiiir!!!!

PD: LOCA XD

Estela Rengel dijo...

Pues gracias por haber llegado por casualidad y por haberte decidido a comentar, porque así he podido descubrir tu blog.

Te animo a pasarte y comentar siempre que quieras, yo de momento te agrego a blogs que sigo para no perderte la pista.

Un saludo.

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