¿Hay algo más jodido que el amor? Sí, la amistad.
Esas fueron las palabras que, mezcladas con lágrimas, finalizaban un discurso de frases con sentido pero sin sentimientos. Y le acaricié el pelo a la personita que permanecía callada, mirando fijamente a un punto indeterminado del suelo, a mi lado. Sin saber si las palabras tan sabias y a la vez estúpidas que salían de mis labios cambiarían algo en su cabecita. Porque ahora había eclipsado su desgracia con mis penas, y la que sentía como las pequeñas gotitas de agua atravesaban sus húmedas pestañas era yo.
Y que estúpido por mi parte, comenzar a llorar en ese momento. Pero claro, yo ya sabía que eso sucedería, que entre las risas, la música que se oía tan lejana, la gente que pasaba, anónima, y el alcohol que brillaba atrayendo a los cuerpos, la tristeza acabaría por emerger. Aquellas fueron las primeras lágrimas que tanto me había costado alcanzar.
Porque hay palabras que solo por el mero hecho de pronunciarlas explotan, y porque es inevitable que desemboquen en tristes balbuceos. Allí estaba yo, sincerándome por primera vez sin tener que dar explicaciones, resúmenes rápidos y mal contados de toda la historia, o impresiones subjetivas motivadas por aquel rastro de dolor e incomprensión. Con la brisa nocturna de la noche, y el cansancio de una interminable y fugaz semana acoplado en mis huesos, rompí a llorar. Llorando juntas, pasaron segundos.
Me levanté. Porque el final de la fiesta estaba anunciado, y en qué momento, vaya. Y me marché, limpiándome las lágrimas con las manos. Acabó la noche con un rastro de melancolía, pero con el inconfundible sonido de los corazones contentos. Y yo, de vuelta, preguntándome las mismas preguntas de siempre, ¿por qué se acabó? ¿Por qué después de todo esto?
Y ahora sé que si hay algo peor que el amor, esa es la amistad. Que duele y siempre dolerá haber perdido algo tan grande.
Porque...¿está perdido?
2 preciosos comentarios:
Si vosotras no queréis no estará perdido. Puede que no vuelva a ser lo mismo de antes, pero la gente cambia, somos ciclos infinitos y las amistades también se ven influenciadas por esas vueltas de la vida.
¡Qué alegría leerte de nuevo! *kisses*
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